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33 Judá, ¡qué bien te las arreglas para buscar otros amantes!
    ¡Hasta las más malas aprenden de ti!
34 La falda de tu vestido está manchada de sangre,
    sangre de gente pobre e inocente.
No los sorprendiste robando tu casa,
    sin embargo los mataste,
35 y dices: “Soy inocente,
    en realidad Dios ya no está enojado conmigo”.
Te voy a juzgar por haber dicho:
    “No he pecado”.

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